jueves, 15 de noviembre de 2012

La Yaka


Tiene todo el aspecto de una guanábana desproporcionadamente grande. Ya desde ahí comienza su capacidad camaleónica. Verde, rugosa, aguarda en las carreteras de los estados de Nayarit y Colima al curioso que se decida a aventurarse en el laberinto de sus sabores. 

Dentro de la yaka, los gajos de un alegre color amarillo anaranjado se aferran a salir. No así su aroma persistente, embriagante que muy pronto domina el ambiente. 
La yaka, también conocida como el fruto del árbol del pan, no es de México, sino de Indonesia, desde donde fue llevada a Malasia y a las Islas Marquesas. Por su adaptabilidad y capacidad nutritiva se convirtió muy pronto en el alimento principal de esas tierras a tal grado, que una tradición muy antigua consiste en sembrar una yaka el día en que nace un bebé para asegurarle sustento. 
Dicharachera y expresiva, la yaka encontró en las costas mexicanas el ambiente ideal para crecer. Casi como todo lo exótico en México, a la yaka se le atribuyen propiedades afrodisíacas  Sin embargo, ningún resultado científico avala esta creencia. 


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